Después de este primer mes en el que hemos acompañado con calma el proceso de adaptación,
sentimos que el grupo está preparado para iniciar una etapa nueva. Ahora que las rutinas se viven
con más seguridad y los espacios empiezan a sentirse como propios, queremos compartir la
propuesta que guiará nuestro curso: cada mes exploraremos a una artista diferente a través del
juego sensorial, la experimentación y la curiosidad, sin buscar resultados concretos ni
explicaciones técnicas, sino vivencias.
Comenzamos este recorrido con Joan Miró y su obra “El carnaval de Arlequín”. Nos parecía una
forma simbólica y bonita de inaugurar el proyecto: un cuadro lleno de movimiento, formas que se
transforman y colores que se relacionan entre sí como si todo estuviera celebrando algo nuevo.
Esa idea encaja muy bien con el momento que vivimos en la escuela, cuando ya hemos dejado
atrás la incertidumbre del inicio y el grupo empieza a abrirse a lo que ocurre alrededor. Además, el
otoño nos ofrece un contexto perfecto para acompañar esta propuesta: los cambios en el
entorno, los colores que aparecen, las sensaciones que trae el clima y la idea de que cada
transformación puede vivirse como un comienzo.
A lo largo del mes presentaremos materiales inspirados tanto en los tonos propios de esta
estación como en los colores característicos de Miró. No reproduciremos la obra, sino que la
utilizaremos como punto de partida para provocar exploraciones a través de la vista, el tacto, el
sonido y el movimiento. Algunas propuestas partirán de la observación del cuadro, otras surgirán
a partir de una canción basada en él, y otras nacerán del juego libre con elementos que
recuerdan a sus formas y trazos. Habrá momentos de manipulación, de calma, de imaginar, de
desplazarse por el espacio o simplemente de mirar.
No buscamos que las criaturas entiendan quién es Miró ni qué quiso expresar, sino ofrecer
experiencias que les permitan descubrir, sentir e interpretar a su manera. El arte en estas edades
no se vive desde el resultado, sino desde lo que pasa mientras ocurre. Por eso no habrá fichas ni
tareas cerradas, sino invitaciones que cada cual podrá aceptar como necesite. A veces la
respuesta será tocar, otras moverse, otras preguntar, otras observar sin intervenir. Todo tendrá
valor.
Miró será solo el comienzo. El mes que viene llegará otra artista y con ella nuevas formas de
explorar, siempre desde la misma mirada respetuosa y abierta a lo que el grupo necesite. Lo
importante no es el resultado de cada propuesta, sino el recorrido que vamos construyendo
juntas y juntos, poco a poco, en un ambiente en el que el arte no se explica: se vive.
Seguiremos observando, acompañando y disfrutando de esta etapa que acaba de abrirse, con la
tranquilidad de saber que lo que nace ahora se construye sobre el vínculo, la confianza y la
presencia que hemos tejido durante estas primeras semanas. Aquí empieza nuestro pequeño
“carnaval”, hecho de descubrimientos cotidianos, materiales que invitan a explorar y miradas que
encuentran significado sin necesidad de palabras.